María, una huésped de Michocacan, comparte cómo vivió su proceso de residencia en Ciudad Juárez y cómo La Casa de las Bugambilias se convirtió en su refugio emocional.
“Viajé sola con miedo. Era la primera vez que salía del país. En cuanto llegué, el chofer me recogió con una sonrisa y supe que no estaba sola.”
“Me ayudaron a preparar mis papeles, me llevaron al médico, al consulado… ¡hasta me hicieron desayuno el día de mi entrevista! Cuando me dijeron que mi visa había sido aprobada, lloramos todos.”
“Gracias por hacer de este momento difícil uno lleno de calma y cariño.”
Reflexión del equipo:
Sabemos lo que este paso significa. Nuestra misión es acompañarte con respeto y humanidad.